PASEO-HOMENAJE EN EL 73 ANIVERSARIO DE LOS ASESINATOS DE PASCUALES
13 DE AGOSTO DE 2009 (NAVAS DE ORO,SEGOVIA)
Tarde del 12 de agosto de 1936. Cinco vecinos de Navas de Oro son secuestrados por una panda de falangistas venidos de Valladolid. Son asesinados en la madrugada del 13 de agosto en Pascuales a veintipocos km. Sus cuerpos quedan abandonados en una loma. Al día siguiente son enterrados por vecinos de la localidad y gente que pasa por el lugar. Eran JOAQUÍN BARTOLOMÉ, alcalde, FELIPE GÓMEZ, concejal, MARCOS VELA, alguacil, y los vecinos EUFEMIO DE LA VILLA y BASILISA ZARRACÍN.
Pero los muertos no son 5 sino 6. Basilisa tenía 28 años y estaba embarazada. Todos dejan a sus familias sin un trozo de su ser. No podían reclamarlos, la guerra empezaba y estaban señalados. Comenzaban más de 70 años de tristeza, rabia, miedo y desolación. Miedo, sí, mucho miedo. Miedo continuo, diario. ¿Por qué nos han quitado a los nuestros tan salvaje y cobardemente?
Las 8 de la tarde del 13 de agosto de 2009. Soy Alberto Vela, concejal del Ayuntamiento de Navas de Oro y bisnieto de Marcos Vela, uno de los asesinados hace hoy 73 años. Hemos preparado un paseo-homenaje a los pegueros asesinados por la barbarie fascista de principios de la guerra. Esos asesinatos para amedrentar, no en el campo de batalla. Lo que tocó de la guerra a Navas de Oro, pues aquí no hubo enfrentamientos armados.
Estoy nervioso, emocionado, expectante. No sé si vendrá mucha o poca gente. Tampoco me importa. Es algo que tengo que hacer y lo sé desde hace mucho tiempo, quizás desde hace 73 años, antes incluso de nacer.
Para mi sorpresa la plaza del Depósito comienza a cubrirse de personas que surgen de distintas calles. Llevo unos mapas pintados a mano con el recorrido del paseo. Comienzo a entregarlos y me invaden mil sensaciones que no puedo describir. Ladis, el alcalde, Antonio, el teniente alcalde y yo decidimos comenzar el acto. Yo sé que es algo grande, enorme, quizás demasiado. No puedo explicar lo que siento, en mis manos llevo papeles pero parezco conducir la silla de mi abuela Avelina que murió hace tres años. No está, pero la siento como cuando me hablaba de su padre: "era un hombre muy inteligente, leía mucho, muy guapo y me llevaba a caballo". Ella acababa de cumplir 16 años cuando se lo arrancaron de cuajo. ¡Malditos cobardes y maldita guerra! Mi abuela no quería buscar sus restos pues el que sería más tarde su marido (y mi abuelo) era uno de los que pasaron por Pascuales después de los cobardes crímenes. Ángel, siendo un joven de 17 años enterró sin saberlo a su futuro y difunto suegro. Mi abuela lo sabía y eso la permitió vivir con un mínimo de paz dentro de la barbarie. Las casualidades que tiene la vida son aún más impactantes en épocas horribles como puede ser una guerra fraticida.
Con estas divagaciones me subo de pie a un banco y leo el manifiesto por el que, como Equipo de Gobierno, nos adherimos a los fines de la “LEY DE MEMORIA HISTÓRICA”. La gente está callada, observa. El acto ya ha comenzado y nadie lo va a parar, nada, nadie, ninguna persona, ningún trueno ni la ignorancia ni la sinrazón.
Antonio dice unas palabras también y nos ponemos en marcha.
Giramos a la izquierda por las Escuelas y hacemos la primera parada. En la placa pone EUFEMIO DE LA VILLA. Eufemio era uno de “los cinco de Pascuales”. Era panadero, tenía 40 años y estaba casado. Su ideología política era de izquierdas, lo cual era suficiente para los verdugos, incluso menos. Digo lo que pasó hace 73 años y pregunto si hay familiares. De pronto su hija habla rompiendo a llorar y dándonos las gracias por este pequeño reconocimiento. ¿Pequeño? De repente me doy cuenta estremecido de que lo que estamos haciendo es algo enorme, humanamente tan grande como cualquier acto de generosidad mínimo, pero enorme.
Avanzamos unos pocos metros y llegamos a la calle dedicada a BASILISA ZARRACÍN. Noto que se ha unido más gente. Recuerdo de nuevo la barbarie de Pascuales y que Basilisa llevaba un hijo dentro con sus 28 años. A partir de este momento decidimos hablar de “los 6 de Pascuales”. Victorina, su nieta también habla del dolor heredado, la tristeza de un ser querido arrancado y la emoción puede con los demás nietos y bisnietos. Me doy cuenta que todos somos uno. El dolor es compartido y por eso parece que pesa menos. Somos un barco de dolor y duelo que desencalla y arranca para librarse de sus fantasmas. Es algo realmente asombroso. Al ponernos en marcha noto cierta liberación. Es un momento tremendo, tan triste pero necesario, tan pequeño y tan grande, tan sencillo y tan enormemente humano.
A pocos metros a la derecha encontramos la placa de JULIO GONZÁLEZ. Se entremezclan los rostros de dolor con alguna lágrima y alguna que otra sonrisa. Llegado este punto la cosa va rodada. Una de las cosas para las que yo nací era hacer este homenaje. Ya no tengo ninguna duda. La gente me mira esperando saber de Julio. 41 años, de Navas de Oro, maestro en Villacastín. Estaba de veraneo en su pueblo y los falangistas se lo llevaron a Villacastín para fusilarlo. Su cuerpo quedó varios días sin enterrar por el miedo de la gente. No hay ningún familiar. La historia es tan dolorosa que todos los rostros reflejan estupefacción. Imaginamos el horror. Aplaudimos a Julio y seguimos caminando por calles que no lo son aún. Estamos en el pinar y caminamos sobre arena. Cada vez somos más y más empáticos. Sentimos el dolor de los demás como nuestro. Somos una procesión no religiosa, una procesión de humanos demócratas, hartos de olvidar, hartos de sufrir en silencio las hemorroides del fascismo, la intolerancia y la sinrazón. No estamos alegres pero tampoco tristes. Imposible describir las sensaciones.
Más adelante llegamos a la placa de JESÚS-VITO HERNÁNDEZ. Asesinado con 27 años, natural de Navas de Oro, vivía y trabajaba en Segovia como abogado. Escribía poemas. Pertenecía a la JSU. No hay más que decir, lo fusilaron. Tito es familia y habla con lágrimas en los ojos. Sólo se me ocurre resaltar la juventud e inteligencia de Jesús lamentando no tener ninguno de sus poemas. Propongo que en el siguiente homenaje leamos algo de Jesús. Aplaudimos como a los demás y seguimos caminando a buscar a
MANUEL MARTÍN, un chaval de 14 años, comento.
Pero Manuel no tenía 14 años, Afro calcula que unos doce. El gran trabajo de Santiago Vega tiene estos pequeños errores porque las cosas se han hecho tarde y la gente se ha ido muriendo sin hablar. No sabemos cuando lo mataron los falangistas que fueron en busca de Agripino, su padre. Manuel saltó por la valla y lo dispararon. Se llevaron el cuerpo y nunca lo pudieron enterrar. ¡Mal rayo los parta! En este punto el sol nos da en la cara y se refleja una mezcla de dolor, melancolía, alivio y más curiosidad. Nos quedan más pegueros olvidados oficialmente. Y seguimos caminando.
El tramo que nos separa de ÁNGEL RUBIO es mayor. El sol nos da en la cara y bajamos la cuesta cruzando la Avenida que lleva a Escarpías. Ángel murió en el Fuerte de San Cristóbal el 23 de mayo del 38. El libro de Santiago dice que en la fuga pero Maxi y Adelaida no lo creen. Lo mataron en el patio. ¿Se inventarían la fuga para matar? Ya nada nos parece imposible. Habla Marisol emocionada. Más lágrimas. Más agradecimientos. Todos nos damos cuenta de lo necesario de este pequeño y a la vez enorme duelo. El barco de duelo y recuerdo sigue navegando para adentrarse en el mar de pinos que rodea el pueblo.
A pocos metros nos espera la calle dedicada a FELIPE GÓMEZ. Concejal de entonces, asesinado con 43 años, casado. Nuestras mentes vuelan 73 años hacia Pascuales. Imaginamos la barbarie. ¿Cómo pudo pasar algo así? Aplaudimos a un representante municipal elegido democráticamente hace 73 años. Entre medias 40 años de oscuridad. Han tenido que pasar más de 30 años de democracia para hacer un recuerdo oficial a Felipe, nuestro compañero en el Ayuntamiento. Seguimos caminando entre pinos, estamos en Navas de Oro recordando a pegueros, no hay paisaje más adecuado.
Y ahí está. MARCOS VELA. La placa que da nombre a la calle recuerda a mi bisabuelo Marcos, alguacil, 46 años, carnicero. Dejó tres hijos, mi abuela Avelina, mi tío Antonio y mi tío Teófilo. Una viuda, Micaela. Antes de decirlo recuerdo que HILARIO SANTA CRUZ REVUELTA, natural de Sotillo del Rincón (Soria) fue asesinado el 7 de mayo del 37. Era el teniente alcalde de Navas de Oro, donde residía. Quizás hablo de Hilario porque recuerdo a mi abuela e intento recordar a mi bisabuelo Marcos y noto que algo me sube a la garganta.
Dedico la placa a ambos y lamento la ausencia de mi abuela Avelina, la que me transmitió su dolor y sus recuerdos tantos años. Murió hace tan sólo tres años y aunque la llevo conmigo me hubiera gustado haber hecho el homenaje con ella. No me salen las palabras y no puedo decir todo lo que quería decir como que mi abuelo Ángel enterró a Marcos, su futuro suegro. La emoción me puede en este momento pero la gente aplaude y el dolor no pesa, no es dolor, tiene tanto de alivio como de dolor. Además veo a mis hermanos y a mis primos.Ya está abuela. Tu padre existió y existe oficialmente. Como te prometí lo estamos homenajeando. Se me saltan las lágrimas pero hay que seguir. Nos falta Joaquín.
JOAQUÍN BARTOLOMÉ era el alcalde de Navas de Oro en el 36, labrador, 41 años y de Unión Republicana. La avenida que le dedicamos es amplia y somos casi 100 personas. Su hijo Afro habla del dolor enquistado estos 73 años. Del miedo constante por estar señalados. Del estar constantemente alerta. Cuenta las amenazas de los falangistas hacia su madre. Un horror que se expande por toda la avenida y explota en el horizonte porque por fin sale en compañía. Somos muchos compartiéndolo.
Noto a la gente meditabunda, agradecida, melancólica y aliviada a la vez. Se me saltan más lágrimas al aplaudir a Joaquín pero me explota un volcán de justicia en la boca y cargo contra aquellos que dicen que estas son cosas que no le interesan a nadie (Mariano Rajoy y compañía). Casi cien personas no somos nadie. Cargo contra aquellos que dicen que el miedo de la guerra ya no está justificado (Victoria Prego, Ángel Expósito). Afro reconoce que ha tenido miedo. Mi abuela Avelina lo tenía tanto que no quiso que Santi Vega pusiera su nombre en el libro. Reconocemos que habrá gente en España que no comprende lo que estamos haciendo, por eso lo temen y lo descalifican. Pero estamos haciendo lo que debemos. Ya no tenemos dudas. Tampoco nos importa lo que digan, estamos hartos.
Noto un gran alivio, la gente comienza a dispersarse pero Graciela, aunque no es de Navas de Oro cuenta la historia de su abuelo encarcelado y su madre llevándole comida hasta que lo mataron. Su madre y su tía fueron señaladas como rojas y se marcharon a Madrid para evitar ser violadas, rapadas, humilladas... Reniega de la religión y de misa por sus propias experiencias. Llora, gime, también lleva su carga de dolor desde un pueblo de Toledo.
Terminamos en un aplauso a todos los navegantes de este barco que parece tener nuevas velas, menos telarañas y más brío. El desahogo es pequeño pero es un comienzo y hemos logrado cierto alivio. Sabemos que se necesita mucho más pero todo se andará. Y seguimos andando, charlando sobre este viaje, estos fantasmas, esta procesión de democracia y reconocimiento.
Yo me siento pleno, sé que la gente está satisfecha. Yo estoy aún más satisfecho pues pensaba que íbamos a ser muchos menos. Estoy agradecido, tremendamente agradecido por lo que hemos compartido, sólo tengo ganas de decir gracias, gracias, gracias. Jamás olvidaré este día. Nos desperdigamos. Tomamos unas cañas y el pueblo, no sé por qué, me parece distinto. Hay otra luz, tiene otros colores. O la carga que nos hemos quitado es tan grande que veo mi pueblo más vivo.
Sí, mi pueblo está más vivo. Navas de oro está más vivo porque Joaquín, Basilisa, Marcos, Felipe, Eufemio, Julio, Jesús, Ángel y Manuel han salido de su olvido oficial y vienen con nosotros dándonos fuerza para seguir, para vivir lo que ellos no pudieron, para vivir por ellos las vidas que les arrancaron. No podemos defraudarles y no lo haremos.
SOMOS PEGUEROS, SOMOS SUS HIJOS, NIETOS, BISNIETOS, SOBRINOS. SOMOS ELLOS MISMOS.
Y NO TENEMOS MIEDO.
En memoria de:
- mi bisabuelo MARCOS VELA SANTOS y mi abuela AVELINA VELA.
- JOAQUÍN BARTOLOMÉ GALLEGO
- BASILISA ZARRACÍN GARCÍA
- FELIPE GÓMEZ MAYO
- EUFEMIO DE LA VILLA RUBIO
- JULIO GONZÁLEZ GIL
- JESÚS-VITO HERNÁNDEZ GIL
- MANUEL MARTÍN VELÁZQUEZ
- ÁNGEL RUBIO ÁLVAREZ
- HILARIO SANTA CRUZ REVUELTA.
ALBERTO LÓPEZ VELA.
Concejal del Ayuntamiento de Navas de Oro y bisnieto de Marcos Vela, uno de los asesinados hace hoy 73 años
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