Bienvenid@s

Es la hora de l@s niet@s.
Este es un espacio libre para publicar todo cuanto hayamos podido recuperar de nuestr@s abuel@s y familiares, esos recuerdos que nos han negado durante tantos años.
Para dejar constancia de nuestros sentimientos, nuestros recuerdos, nuestras historias; para que nada quede en el olvido.

Quisieron acallarlos para siempre pero ahora pueden hablar por nuestra boca, por vuestra boca.
Anímate, cuenta todo lo que sepas, ellos lo merecen y lo esperan.

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lunes, 4 de mayo de 2015

Ramón Bengaray, Garralda 1896 - Pamplona 1936

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Ramón Bengaray - Garralda 1896-Pamplona 1936

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Me comunica Maite Bengaray, nieta de Ramón Bengaray, el fallecimiento en Canarias de su tío Manuel Bengaray, hijo de Ramón, en el mes de enero de este año 2015.

Aprovecho la oportunidad no solo para trasladarle mis condolencias sino para glosar aquí la figura de su abuelo Ramón Bengaray, asesinado en Navarra en Agosto de 1936, tras el golpe de estado.

Para hacernos una idea de quién y qué era Ramón Bengaray nadie mejor que su misma nieta Maite, el blog que ella y su tío elaboraron y los datos figurantes en Wikipedia, que ella misma me facilita:


Dice Maite:
"Mas abajo les he copiado el texto que ha sido publicado en wikipedia sobre mi abuelo.
Su nombre ahora esta citado en varios libros historicos y paginas web
y tambien les pongo el enlace sobre el blog que ha redactado mi tio Manuel Bengaray : http://www.ramonbengaray.com/
Con mi tio asistimos a la inauguracion del parque de la memoria de Sartaguda, donde esta inscrito el nombre de mi abuelo
"


Wikipedia :
Ramón Bengaray Zabalza (Garralda, Navarra, 2 de febrero de 1896- ? 1936), sindicalista y político republicano de izquierdas español.

Hijo de un maestro que había llegado a Garralda 7 años antes de nacer Ramón. Un incendio devastador calcinó gran parte del pueblo en 1898, lo que probablemente provocó el traslado a Monreal de toda la familia en 1900. La muerte de su padre en 1905, llevó al traslado a Pamplona de la familia. Fue internado en el Seminario de Pamplona, donde saldría poco después. Aprendió el oficio de cajista (oficial ajustador de imprenta). Fue participe en su juventud de la refundación del Orfeón Pamplonés y colaboró en las publicaciones El Porvenir Pamplonés y La Nueva Navarra de tendencia republicana y combatidas por la Iglesia. Fundó el Obrero Navarro.

En 1916 es concejal y funcionario de la Audiencia. Funda el El Pamplonés. Semanario satírico defensor de los intereses del pueblo. Perteneció al sindicato UGT dentro de la Sociedad de Tipógrafos y Similares de Pamplona. También trabajó en el Diario de Navarra. Tuvo por amistad al periodista y político republicano Guillermo Frías (1881-1936).

En 1918 fundó la asociación de Los Amigos del Arte de la que posteriormente sería presidente.

En 1919 publica en la revista quincenal de ideología socialista La Protesta un artículo titulado "España dignifícate" por el que fue acusado de injurias y amenazas al Rey y al gobierno, por el que fue condenado a ocho años de prisión. Fue indultado en el mismo año. El 29 de noviembre de ese año se casó con Ramona Zapatero, con quien tuvo tres hijos.

También fue directivo de Osasuna, fundador del Club Larraina y deportista aficionado.

En 1931 ingresó en el Partido Republicano Autónomo Navarro, pero en 1932, se afilió al partido Acción Republicana en el que fue elegido Presidente del comité Provincial de Navarra. Ramón Bengaray con Mariano Ansó crearían Izquierda Republicana de Navarra el 29 de marzo de 1934. Con la unión de Acción Republicana, el Partido Republicano Autónomo Navarro y el sector Independiente del Partido Republicano Radical Socialista. La sede se fijó en la plaza de la República 37 (actual plaza del Castillo). En los siguientes meses se fueron adhiriendo distintas agrupaciones republicanas.

Ramón Bengaray fue siempre partidario de que Navarra fuera incluida en el estatuto Vasco y así votó en las diferentes instancias.

En 1936 fue nombrado Presidente del Frente popular en Navarra, cargo que mantendría hasta marzo. En estas elecciones, en que venció el frente Popular en España, en Navarra ganó el Bloque de Derechas. (véase Anexo:Resultados electorales a las Cortes españolas en Navarra durante la Segunda República). Tras estas elecciones Ramón Bengaray junto a Aquiles Cuadra, también de IR y Jesús Monzón del PCE decidieron arrebatarle a la derecha la Gestora que gobernaba la Diputación. Por ello el 6 de marzo de 1936 se llevó a cabo una ocupación de la Diputación, en la que fue detenido Jesús Monzón. Por la tarde en incidentes junto al Diario de Navarra resultaron muertas dos personas, una mujer y un joven de 16 años.

En las elecciones para compromisarios Ramón Bergaray fue el segundo más votado de la izquierda, con un número de votos similar al primero que era Constantino Salinas, (véase Anexo:Resultados electorales a las Cortes españolas en Navarra durante la Segunda República) con nueva victoria del Bloque de Derechas.

Bengaray, como otros muchos habían denunciado la conspiración que se estaba preparando en Navarra. En su caso a través de su partido Izquierda Republicana y, personalmente, a su amigo Indalecio Prieto, entonces ministro.

Cuando se produjo el Golpe de Estado que inició la Guerra Civil los políticos del Frente Popular y algunos sindicalistas se reunieron con el Gobernador Civil de Navarra, Mariano Menor Poblador tratando de formar un gabinete de crisis. Allá estaban Ramón Bengaray y Aquiles Cuadra, de IR; Jesús Monzón, del PCE; su hermano Carmelo y Constantino Salinas, del PSOE; Antonio García Fresca, concejal; Natalio Cayuela, secretario de la Audiencia; Tiburcio Osácar, director de ¡¡Trabajadores!!; Salvador Goñi y Antonio García Larraeche, concejales. Posteriormente se desperdigaron al ver que la resistencia era inútil.

Ramón Bengaray permaneció escondido y según relató El Pensamiento Navarro fue detenido el 21 de agosto de ese mismo año. Fue fusilado poco después, el cuando y dónde es un misterio, probablemente el 24 de agosto. Fue una de las Víctimas de la Guerra Civil en Navarra.

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Otros enlaces :
http://www.edder.org/?p=102
http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/biografias/2756_bengaray-zabalza-ramon
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Como digo anteriormente, para conocer más detalles de su procedencia, vida, actividades y muerte podéis consultar su bloghttp://www.ramonbengaray.com/

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lunes, 14 de abril de 2014

Carta a mi abuelo José o acercamiento a una ausencia

 Monumento a los fusilados de la Guerra Civil
en el muro oeste del cementerio de Astorga




Carta a mi abuelo José o acercamiento a una ausencia
por Sol Gómez Arteaga

Esta carta que te escribo dice así:

Es difícil expresar con palabras sencillas todo el vacío que dejó tu ausencia entre aquellos que te conocieron, también entre los que no lo hicimos….

De pequeña/ muchos mediodías se hablaba de ti en la mesa, conversaciones que iniciaba mi padre cuyo dolor yo por entonces no acertaba a comprender.

Es verdad que te mataron, sí, muerte de matar, no de morir, y no en el frente, donde se supone que se hacen las guerras. Un mal día te sacaron de la panadería en la que trabajabas y te trajeron aquí, a la prisión de esta ciudad… Pero si eso ya había pasado hace tantísimos años, ¿a qué seguir hablando de ello?

Yo no entendía, y las conversaciones se sucedían en la mesa dolientes, densas, desasosegantes.

Cuando el 7 de mayo de 1995 murió mi abuela, tu mujer, esa mujer menuda y nerviosa, siempre vestida de luto y en duelo permanente, llevó consigo a la tumba la carta de despedida que escribiste la aciaga madrugada del 9 de octubre de 1936. Me preguntaron si quería una copia. Dije que sí. En la soledad de una habitación a oscuras leí tu carta y lloré largamente la muerte reciente y la lejana, que ese día ya no me pareció tan lejana. Lloré la muerte de los dos. Ése fue mi primer acercamiento a tu ausencia.

Todas las cartas de los condenados a muerte en esta guerra incivil son muy parecidas: hablan de la cosecha, de deudas pendientes, de asuntos cotidianos que os preocupan, "dile a tu hermano que recibí las veinticinco pesetas", "sacas la ropa al aire para que no se apolille", dan consignas en las que afloran vuestros últimos deseos, "querida esposa,/ en estos últimos momentos que son muy tristes lo único que te pido es que mires por nuestros hijos", se lamentan de su mala estrella, "ya que yo tengo la desgracia a ver si tu padre tiene más suerte que yo", quieren,/ en un deseo póstumo de transcendencia que se os recuerde y que vuestra muerte tenga un sentido, "conservad todo lo que os mando para que el día de mañana podáis decir que nadie lo borre,/ que mi nombre no se borre de la historia", dan ánimos para sobrellevar el peso de la desgracia que, como seres tocados por el misterio de la muerte, ya adivinan para sus esposas e hijos, "se me olvidaba decirte que no pegue nadie a mis hijos", piden perdón por el daño que hayan podido causar y lo dan, dan ese perdón, y algo muy llamativo, a mí al menos me lo parece, quieren que no se guarde rencor hacia aquellos que os robaron vuestro proyecto de felicidad futura, "no maldigáis a nadie y perdonad a todos como yo lo hago".

Habían de pasar años para que me acercara un poco más a ti. En 2008 la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica le entrega a mi padre, tu hijo, la Causa 6/1936 y más tarde la 349/36, Causa General de Valderas.

A través de ambos documentos me enteré que fuiste detenido entre fineles de julio y principios de agosto de 1936 junto con 177 hombres más de Valderas de tendencia política de izquierdas y trasladado a la cárcel de Astorga.

Estando detenido, el día 17 de septiembre de 1936 le requisan a tu paisano Pacífico Villar Pastor, también preso una carta escrita en forma de clave (en la que se establecía un paralelismo entre los términos del campo de Valderas y las provincias de España) que iba a entregarle a su novia en su visita a la cárcel ese día y cuyo objeto era obtener información sobre los avances de la guerra. Le requisan esa carta, inculpándole a él y a cuatro paisanos más entre los que te encontrabas, y os acusan de delito de traición por el art. 222.7 de un viejo Código de Justicia Militar que data de 1890 condenándoos a los cinco a la pena de muerte.

La causa 6/1936, 133 fotocopias borroras contenidas en un archivador blanco, estuvo guardada en un armario de la casa de mis padres hasta que en abril de 2010 me dispuse a leerla y a escribir el relato 'Los cinco de Trasrey'. Y cuando lo hice, cuando me metí en tu piel, en tus incertidumbres, en tus preocupaciones, en tus miedos, ya no me pude desligar de tu destino. De alguna manera estuve en esos muros del Cuartel de Santocildes de Astorga llenos de lamentos, en esos jergones de paja, en los sopicaldos sin sustancia que acrecentaban el hambre en vez de mermarla, en las conversaciones llenas de silencio y malos presagios, en el olor a humanidades compartidas, en cierta confianza, nada nos puede pasar si nada hemos hecho, que a medida que avanzaba el procedimiento sumarísimo se iba truncando en desesperanza e impotencia, como unos hombres que no conozco de nada quieren arrebatarme la vida, y te acompañé en tu última, postrera noche, en tu último viaje a las tapias del cementerio municipal en el que ahora estamos, mientras te refugiaba, me refugiaba del horror, en el canto de un jilguero…

El final de los cinco de trasrey dice así:

“Mientras los bajaban de la camioneta, oyó el canto de un pájaro, un jilguero, seguro. No supo si ese sonido era real o producto de su imaginación hasta que lo oyó de nuevo. Y frente al pelotón de fusilamiento se refugió en ese sonido que de forma casi continua, no dejaba de oír en su cabeza. Y seguiría sonando todos los amaneceres, para los que quedaban y los que, como él y sus compañeros, ya no estuvieran”.

El lugar exacto donde sepultaron tus doloridos restos, según la Diligencia de Enterramiento, fue la sexta fila, cuarta sepultura, Cuartel veintitrés y clase tercera de este lugar.

Astorga, la cárcel, su cementerio, fueron siempre en nuestro imaginario un lugar importante de memoria, y de una fuerte carga emocional porque aquí, exactamente aquí, ocurrieron los hechos y aquí, en este camposanto, descansan, convertidos en polvo, tus doloridos huesos.

Mi abuela, sobre el año 82, vino un día al cementerio y preguntó por el lugar donde descansaban tus restos y el enterrador, que ya no era el de entonces, le dijo que los habían cambiado de lugar y no le dio mucha solución. Recogió en este lugar dos piedras que durante años permanecieron en su mesilla de noche. Curiosamente, por esas extrañas causalidades que gobiernan las cosas, el pasado mes de agosto visitamos el cementerio y sin saber el asunto de las piedras yo también cogí una como recuerdo.

Nuestro origen es humilde y valoramos la tierra, sus guijarros.

¿Qué decirte abuelo? Es difícil elegir entre todas las palabras del mundo lo que se puede decir a una ausencia.
Lo intentaré, no obstante.

Lo primero de todo decir que el espacio que ocupa el vacío dejado por una muerte no natural, muerte de matar, no de morir, es enorme, inconmensurable.

Decirte que no tienes que pedir perdón, como escribes en tu carta de despedida, porque nada malo hiciste. Tú fuiste una víctima inocente, al igual que cientos de víctimas inocentes, ni siquiera estabas entre los más destacados, pero dio la casualidad de que tuviste mala estrella. Mártir de la libertad, como con plena lucidez de te defines a ti mismo en tus últimos momentos.

Decirte que tu legado no es un legado material, del orden del tener, nada tenías, sino que es un legado mucho más importante, un legado de los grandes, pues nos dejaste tus ideas.

Decirte que nos dejaste, por encima de todo, la dignidad que nunca perdiste.

Decirte que allá donde estés, cielo, tierra, amaneceres, horizontes, nube, árbol, pájaro, polvo o tumba, te recordaremos, y mientras lo hagamos, no habrás muerto del todo.

Decirte que honraremos tu memoria y defenderemos la verdad que durante tantos años te fue y nos fue negada.

Gracias a la perseverancia de tu hijo Antidio, de tu hijo José ya fallecido, se ha hecho posible que tu nombre no caiga en el olvido. Hoy tu hijo y nietos y biznieta estamos aquí para coger el testigo y honrarte. No, rencor no tenemos, no estaba en las enseñanzas que recibimos, solo queremos decir con voz alta, clara, lúcida, la verdad de lo que pasó. Y que se haga justicia y que no nos manipulen ni confundan cambiando los términos de la historia.

Acusado de traición, ironías de la vida, según el art. 222 nº 7 de un viejo Código de Justicia Militar. ¿Traición a qué? Cuando fueron ellos, los golpistas, los que contravinieron el orden democráticamente elegido.

Decirte, por último decirte, y decir a todos los presentes que es para nosotros, tu familia, un honor estar aquí, más cerca de lo que nunca estuvimos de donde descansan tus restos, y acariciar con palabras de amor, con palabras altas y claras, tu sombra o polvo.

En la víspera de la proclamación hace 83 años de la II República y en defensa del ideal democrático en el que creíste y defendiste:

¡Viva la República!

 
"En la calle de las sombras eternas
al fondo donde las miradas de los cipreses
no traicionan a los camaradas".


Noticia relacionada:
http://astorgaredaccion.com/not/4519/recordando_a_la_republica_sin_rencor/

martes, 29 de octubre de 2013

ARTURO TORRES BARRANCO. Memoria de una búsqueda.

  
"Cuando leí las palabras de Kafka 
(¿Qué llevo sobre los hombros? ¿Qué fantasmas me envuelven como una capa?)
entendí de qué se trataba, qué impulsos profundos me empujaban
a abordar unas cuestiones de las que nada sabía"

José Andrés Rojo
"Vicente Rojo. Retrato de un general republicano"
_______________________________________________

Por María Torres
Nieta de un republicano español

Lo que puedo contaros es todo lo que sé desde el dolor, y eso nunca se inventa…

Arturo Torres Barranco
Me enteré que mi abuelo había estado en la cárcel cuando tenía siete años. Por aquella época yo no sabía nada de la Guerra, la represión, ni de la mano del infame que meció ambas por el camino del desamparo y la tragedia.

37 años después inicié una investigación, que aún está inconclusa. Una batalla contra la desmemoria con el objetivo de averiguar cuándo, cómo, quién y por qué. La Memoria no puede desaparecer con los testigos.

Mi abuelo, Arturo Torres Barranco, nació en 1895 en Torrubia del Campo, un pequeño pueblo de Cuenca. Era agricultor, propietario de unas cuantas tierras, una galera y una pareja de mulas. Trabajaba de sol a sol con la ayuda de un jornalero y tenía muchas inquietudes políticas.

Con la llegada de la República ocupó el cargo de Recaudador del Impuesto de Utilidades y Consumos de la primera corporación republicana de la localidad. El 30 de junio de 1936, pocos días antes del golpe militar, presentó el último estado de cuentas.

En las elecciones del 16 febrero de 1936 apoyó al Frente Popular y tras la victoria de éste, fundó en su pueblo el Partido de Izquierda Republicana. Carezco de información de este periodo de la vida de mi abuelo. (Cuando solicité datos de su militancia a Izquierda Republicana, después de mucho silencio solo obtuve la desafortunada respuesta de que para ellos era prioridad la política y no la Memoria, regalándome el calificativo de “ignorante”).

Y llegó la sublevación fascista que desencadenó en la Guerra en la que mi abuelo no participó. La provincia de Cuenca se posicionó fiel al gobierno legítimo de la República hasta el 29 de marzo de 1939, fecha en que los franquistas ocuparon la capital.

Por testimonios que he podido leer en su expediente judicial, mi abuelo pasó el periodo de la Guerra ayudando tanto a personas de derechas como de izquierdas, y haciendo cuanto pudo para favorecer, amparar y aliviar la situación en que se encontraban unos y otros.

Pero hay un hecho que marca el futuro de mi abuelo. El 7 de diciembre de 1937 fueron detenidas en el pueblo tres personas por la Brigada Roja. Parece ser que desde Madrid se pidió informes de estas personas a Izquierda Republicana y que mi abuelo firmó los mismos, como así lo ratifica en su declaración posterior al Auditor de Guerra.

En la mañana del viernes 1 de septiembre de 1939, casi a la misma hora que Alemania invadía Polonia dando comienzo a la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo era detenido y trasladado a la cárcel del municipio en prisión preventiva. Ese día cumplía 44 años y como tantos otros defensores de la República pasaba a engrosar el catálogo franquista de destrucción humana.

El 6 de septiembre de 1939 se cursa denuncia  contra mi abuelo por parte de Eugenio Espada Fraile, Ceferino Martínez Moreno e Isidro Barranco Plaza. Este último tío de mi abuelo, que posteriormente se desdice se la misma. El 9 de febrero de 1940, Eugenio Espada Fraile, más conocido como “El Cojo Tramillones”, vuelve a ejecutar la denuncia esta vez en el marco de la Causa General. Este individuo era un delator ejemplar que llenó la Causa General de denuncias hacia sus vecinos. Posiblemente esto le valió para conseguir dos puestos del Ayuntamiento, el de cartero y el de guarda del término municipal.

Ese mismo día la Auditoria de Guerra solicita informe de conducta social y política. Se recibe una primera respuesta por parte del Comandante de la Guardia Civil de Fuente de Pedro Naharro, Cuenca, fechada el 14 de octubre de 1939 que dice: “Arturo Torres Barranco no participó en desmanes de la Horda Roja. Tan solo elaboró informes contra la ideología de varias personas como directivo de Izquierda Republicana”; Una segunda por parte del Comandante del Puesto de la Guardia Civil de Cuenca el 15 de enero de 1940: “Arturo Torres Barranco es fundador de Izquierda Republicana. Se ignora el cargo que ostentaba. No tomó parte en requisas, incautaciones, destrucciones de la Iglesia ni detenciones. En los primeros días del alzamiento fue visto en la localidad armado de escopeta. Ingresó con carácter forzoso en el Ejército Rojo” y una tercera de la Alcaldía de Torrubia del Campo el 22 de enero de 1940: “Arturo Torres Barranco pertenecía a Izquierda Republicana de la que fue fundador y socio desde las elecciones de febrero de 1936, votando la candidatura del Frente Popular. Como directivo del partido emitió y firmó informes contra los denunciantes”.

A las tres de la tarde del 10 de septiembre de 1939 ingresa en la Prisión Provincial de Cuenca, cuatro días después asiste a la práctica de diligencias al S.I.P.M. (Servicio de Inteligencia de la Policía Militar), el 15 de septiembre pasa a disposición del Auditor de Guerra de la plaza y después es trasladado a la Prisión habilitada del Seminario de Cuenca.

Con fecha 18 de septiembre de 1939 la Auditoria de Guerra procede a instruir un sumarísimo de urgencia (1654/39). Cuatro meses después comparece ante el Juez para la lectura de cargos y el 4 de mayo de 1940 se le comunica que se llevará a cabo la vista del Consejo de Guerra, así como el nombramiento de defensor en la persona de Antonio Ruiz-Pérez Pérez. El instructor de la Causa considera que “el hecho perseguido se encuentra sancionado en el Bando de Guerra y Código Castrense, y se ratifica  el procesamiento de Arturo Torres Barranco  que se encuentra detenido en la Prisión del Seminario”.

Ser republicano, tener ideología de izquierdas y haber fundado I.R. en una pequeña localidad conquense era más que suficiente para que a mi abuelo le imputaran un delito de Rebelión. Pero, ¿Quién se rebeló contra quien? A media España se la castigó con el encarcelamiento y/o la muerte por no adherirse a la sublevación fascista.

El Consejo de Guerra tuvo lugar a las tres de la tarde del día 6 de noviembre de 1940. En el expediente judicial custodiado en el Archivo Histórico de Defensa, consta que se celebró en la Audiencia Provincial de Cuenca. El rastreo de información del Ministerio del Interior indica que tuvo lugar en Madrid. La acusación del Fiscal: culpable de un delito de auxilio a la rebelión, siendo condenado a la pena de doce años y un día de reclusión. Transcurrieron doce meses sin notificación oficial de sentencia, por lo que con fecha 14 de noviembre de 1941 mi abuelo escribe al Auditor de Guerra de Aranjuez suplicando le sean concedidos los beneficios de la libertad condicional o la prisión atenuada. Para ello se hacía imprescindible la presentación de un aval ante la Comisión Provincial de Clasificación y Excarcelamiento. Contó con un inmejorable aval fechado el 12 de noviembre de 1941 firmado por el entonces Alcalde de Torrubia del Campo, Ramón Salmerón Herráiz, y los jefes de Falange en el que manifiestan que “no ven inconveniente en que el convecino Arturo Torres Barranco recluido actualmente en la Prisión Seminario de Cuenca, como presunto responsable de algunos sucesos ocurridos en la localidad durante la dominación marxista, le sean concedidos los beneficios de la libertad condicional o prisión atenuada, el que de ellos corresponda en su caso según las leyes vigentes, ya que reconocen que su culpabilidad no es grave ni lo conceptúan peligroso, siendo por tanto posible, la convivencia con el mismo en este municipio”.

Quien promovió ese aval, tras un exhausto trabajo y ayudó al abuelo cuando estaba en prisión, haciendo de soporte jurídico y empeñándose en conseguir sacarle de aquel infierno fue Ramón Salmerón y su mujer Asunción Sanz Pérez, hija de Baldomero Sanz el fundador de Solán de Cabras. Ambos de derechas y adeptos al Glorioso Movimiento Nacional, pusieron de manifiesto con éste este y otros actos, que existe una realidad que no tiene en cuenta las ideologías y esta realidad no es otra que el compromiso de vida y solidaridad con las personas.

Simultáneamente, el Auditor recibió una veintena de declaraciones indicando que mi abuelo era un hombre de intachable conducta. Entre las declaraciones se encontraba la de algún delator, perteneciente a la familia, concretamente el tío y primo de mi abuelo desdiciéndose de sus denuncias.

Le concedieron la prisión atenuada el 23 de noviembre de 1941. Había pasado encarcelado dos años, dos meses y trece días, abatido, sometido a la tortura psicológica y física. Más de dos años conviviendo con el miedo. Salió de la cárcel el 24 de noviembre de 1941 con una libertad precaria, pues a todos los efectos seguía siendo un preso de Franco. Su libertad estaba condicionada al comportamiento que tuviera fuera de la cárcel, por lo que tuvo que vivir con la constante amenaza del retorno. Los salvadores de la patria no le dejaron levantar la cabeza.

En la causa General instruida por la Fiscalía del Tribunal Supremo franquista, encontré que cuando ya llevaba un año encarcelado y con fecha 28 de octubre de 1940, se le imputa junto con otros, el siguiente delito: “Durante la guerra se incautó la horda marxista de las fortunas de los señores que a continuación se relacionan, saqueó sus casas y hasta intentaron o pensaron atentar contra la virtud de dos jóvenes hijas de un asesinado”.

“Intentaron o pensaron atentar”. No es que se tenga certeza del delito, tan solo se supone. Incluso se supone lo que pensaban.

El 22 de mayo de 1943 el Auditor de Guerra de Aranjuez manifiesta: “Examinada su causa y valorados los hechos, no se encuentran méritos suficientes para tener por justificada la perpetración de delito, por lo que se aconseja el sobreseimiento provisional”.

En octubre de 1944 el Juez considera a mi abuelo mero propagandista y el Auditor de Guerra acuerda dar curso a la libertad vigilada. Seguía siendo preso. Aún no he podido averiguar el día que consiguió la libertad definitiva.

El 27 de marzo de 1945 se decide finalmente el sobreseimiento de los cargos. Vivió desde entonces su exilio interior dentro de una sociedad herida, intoxicada de la estructura mental del dictador, para el cual el orden era su orden, el derecho su derecho y la vida no tenía valor.

Antes de que Auditor de Guerra aconsejara el sobreseimiento provisional de la causa, mi abuelo fue citado a un interrogatorio el 7 de abril de 1943. Se encontraba ya fuera de la cárcel en prisión atenuada. El Auditor le preguntó por la autoría de las firmas de una serie de documentos incautados en relación con su militancia en Izquierda Republicana. El abuelo ratificó que eran suyas. En algún momento el Auditor le pregunto si sentía arrepentimiento y comenzó a mofarse de la República. Mi abuelo dijo: “Soy más republicano que nadie”, y así lo recoge el sumario.

Gracias abuelo. Gracias por no doblegarte y por ser un hombre íntegro durante toda tu vida. Porque fuiste, soy y porque soy, será...


Mi abuelo murió el 19 de mayo de 1975, cuando le quedaban unos meses para cumplir ochenta años y antes de que el “caudilloporlagraciadedios” abandonara la vida que nunca debió acogerle. Murió sin ver cumplido uno de sus deseos y que no era otro que celebrar su ochenta aniversario rodeado de toda la familia. Se llevó con él todo el dolor y su historia, que aunque a nadie más que a él pertenecía, también era parte de la mía. Si yo hubiese sabido antes lo que se hoy, en su féretro no hubiera faltado la bandera republicana.

Partí de cero y he conseguido recuperar una parte importante de la Memoria de mi abuelo.  Contar con la certeza de que como tantos otros fue humillado y torturado en las cárceles franquistas, que convivió con el hambre y el terror de una represión institucionalizada, que cuando pudo salir de aquel infierno, era un ser derrotado, agarrado a un bastón, un vencido que guardó silencio durante toda su vida, no es suficiente.  He intentado iluminar su Memoria por mi padre y sobre todo por mi hija, para que no olvide nunca y jamás tenga que luchar contra una palabra: IMPUNIDAD.


María Torres
http://memoriadebusqueda.blogspot.com.es/ 


Ver también vídeo: María Torres en las jornadas del Maquis en Santa Cruz de Moya el 5-10-2013

http://youtu.be/Es1qpEmrhIc

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lunes, 2 de septiembre de 2013

Mi abuelo Antonio


Lunes, 2 de Septiembre de 2013

Hoy hace 77 años te quitaron la vida unas personas sin conciencia, sin respeto a la vida, sin amor al prójimo, sin conocimiento de los santos mandamientos, Asesinos.

A primera hora saliste de casa, todo estaba organizado aunque tú nada sabías, la Guardia Civil te estaba esperando, fuiste con ellos al ayuntamiento. En el corto trayecto que hay, fuiste visto por varias personas, guapo, erguido, noble y bien nacido. Pantalón azul marino y camisa blanca con las mangas remangadas hasta el codo.

Después, fuiste trasladado a un pueblo cercano, a 3 kilómetros de distancia, a la tapia del cementerio, tu paredón. Cargaron, dispararon, la bala entro por la sien izquierda y salió por la nuca. Del ayuntamiento habías salido mal herido, tenías muchos golpes, varias costillas rotas que te habían dañado los pulmones. Te enterraron en la fosa donde cada día inhumaban a gente como tú, con ideales, que no habían cometido delito alguno. A las 11 horas de la mañana del día 2 de septiembre de 1936, firmaron dos testigos y el secretario tu defunción, en ella pone que no constan las causas de tu muerte.

No perdieron el tiempo. No transcurrieron ni dos horas de la vida a la muerte, de ser una familia feliz al dolor eterno para ti, para tu mujer y tus hijos.

Tú no lo sabías, pero el alcalde había escrito al gobernador civil para que te destituyera como cartero por ser de Izquierda Republicana. Llegó la respuesta, decía que estaba de acuerdo con los argumentos para tu destitución, esta debía hacerse efectiva el día 2 de septiembre, firmó el nuevo cartero. Tú no firmaste el cese, no lo sabías. Esta carta fue tu sentencia de muerte.

Después de quitarte la vida, poco les parecía y en 1939 comenzaron a juzgarte en el Tribunal de Responsabilidades Políticas, también actuó el Tribunal de Incautaciones. La abuela tuvo un comportamiento atípico, no se calló, luchó, se enfrentó en los tribunales y pido que le devolviesen la mitad de lo incautado, ya que ese 50% le pertenecía al tratarse de bienes gananciales. Lo consiguió, aunque por el camino tuvo que pagar varias multas. El proceso terminó 6 años después, resuelve diciendo, que aunque es público y notorio tu pertenencia a Izquierda Republicana no se ha podido demostrar. Te juzgaron cuando ya estabas muerto; la sentencia, inocente dentro de una fosa común.

Te he buscado, te he hallado junto con 80 compañeros más. Cuando te exhumamos, pensaba en el detalle de las mangas remangadas, un esqueleto con un botón a la altura del codo, así fue. El ADN confirmó tu identidad.

Tus restos descansan bajo un panteón en el que está grabado el nombre de Antonio Alcega Lázaro, tus huesos metidos en una caja, cubierta por la bandera republicana y, sobre esta, una rosa blanca.

En tu recuerdo abuelo, en el de la abuela, ella no fue asesinada pero tampoco vivió. Gracias abuelo, me siento muy orgullosa de ser tu nieta, gracias por haber tenido un hijo tan maravilloso, mi padre, que me enseñó a quererte, a respetar a otros y a no olvidar.

Olga Alcega

http://www.noticiasdenavarra.com/2013/09/02/opinion/cartas-al-director/mi-abuelo-antonio

domingo, 19 de mayo de 2013

Mi bisabuelo Andrés

Por Sol Gómez Arteaga  
(En el Fuerte San Cristóbal el 19 de Mayo de 2013)

Traigo a este lugar  de memoria la memoria de mi bisabuelo, Andrés Callejo Carriedo, natural de Valderas (León), de 59 años de edad, casado, de profesión jornalero. Condenado a pena de muerte le fue conmutada ésta por la de prisión perpetúa. Estuvo confinado durante siete años en las cárceles de San Marcos (León), Fuerte de San Cristóbal e isla de San Simón (Pontevedra). Fue uno de los 795 presos que el 22 de mayo de 1938 se fugó del Fuerte. A través de la memoria de mi padre he intentado meterme en su piel y narrar el momento de su captura.

Era mediodía cuando me encontraron. El tibio sol de mayo me templaba el rostro, pero yo estaba tiritando y de rodillas. El más joven de los cuatro falangistas iba delante exhibiendo una bandera con el yugo y las fechas. Llevaban a cinco compañeros con las manos atadas, los rostros demacrados y abatidos. “Vamos, viejo, levántate. El viaje ha terminado”. Intenté incorporarme, lo intenté con todas mis fuerzas, pero mis piernas, entumecidas y torpes, parecían dos troncos de encina anclados al terreno. Esa noche había sido la más intensa de mi vida. 

Desde que oímos en el comedor el grito de “Las puertas del Penal están abiertas”, un torbellino de acontecimientos se sucedieron: al desconcierto inicial siguieron las voces cada vez más altas, los vivas a la República, los pasos apresurados, las carreras… Antes de salir me acerqué al túnel donde dormía y rasgando la almohada, metí dentro mis pertenencias: una muda limpia, la foto de tu abuela Ulpiana y el saquito donde guardaba las monedas. Até un nudo y salí con los demás, adentrándome en el monte, corriendo, al principio, como un animal ávido de luna, ebrio de libertad. 

Cuando oí los primeros disparos cruce atemorizado un río, y sin querer, solté la almohada que de pronto fue arrastrada por la corriente. Seguí caminando sin rumbo, con la impresión, a veces, de no avanzar hacia ninguna parte, pero el instinto me decía que tenía que seguir adelante, que no podía caer en el desaliento, que si me paraba, sería mi perdición. No sé las horas que anduve monte a través. A medida que empezaba a clarear, el cansancio y la debilidad y el hambre iban imponiéndose, y por más que mi cabeza ordenaba avanzar al cuerpo éste, díscolo, no me respondía. Un hombre de sesenta años es casi un viejo y yo tenía, hijo, las piernas tomadas por la humedad y por el frío. 

Casi de madrugada, caí desfallecido. Creo que dormí a intervalos. Fue en uno de esos momentos, ya bastante avanzada la mañana, cuando les vi aparecer, como en medio de un espejismo.
No me pasó desapercibido el gesto con la cabeza que el falangista más veterano le hizo a su subalterno. Ni como éste sacó la pistola del correaje y se puso a mi lado. Era el final, sabía que era el final. Por eso dije “Decirle a mi mujer que tenga ánimo para cuidar a todos, sobre todo a nuestros nietos. Se llama Ulpiana Ortega, de Valderas”. Supongo que sabía que no iban a cumplirlo, pero lo único que me quedaba era la palabra, y no quería renunciar a ella. 
Uno de los falangistas, que hasta ahora no había intervenido, preguntó: “¿Valderas has dicho?”. “Sí”. “Yo trabajé de aprendiz en la ebanistería de Roque”. Nos miramos fijamente. Creí reconocer en su rostro curtido al joven gallego, como le apodábamos, que durante una temporada estuvo en el pueblo aprendiendo el oficio de carpintero. Se acercó al dirigente y le susurró algo al oído. “Soltad las muñecas a esos dos y que le lleven a hombros”. Fue así como salvé la vida,  por segunda vez.

Sentado en el poyo de la puerta mi abuelo se quedó mucho rato abstraído, como si estuviera muy lejos, en el Fuerte, y volviera a verle el rostro al horror. Era tan serio su semblante que me pareció mucho más viejo. “Otros” añadió después de mucho rato, “no tuvieron tanta suerte. Tu padre, entre ellos. Que no se olvide”.   
Luego sacó una pelota de trapo del bolsillo, de esas que hacía con sus propias manos, y recuperando su gesto risueño, la lanzó cuesta abajo:

-Y ahora, ándate a jugar, demonios de muchacho. 

lunes, 2 de abril de 2012

¿Dónde estáis?



Por Hedy Herrero


¿Dónde estáis almas perdidas, cuerpos desvanecidos por el tiempo, dónde estáis? 
Mezclándoos con la tierra, con el olvido…


¿Dónde estáis recuerdos imborrables de la historia, dónde estáis?
Estáis más allá del olvido…estáis en nuestras mentes, en nuestros recuerdos, en nuestra identidad…EN NUESTRO PASADO ¡¡¡¡ 


Cuerpos…huesos envueltos en identidades desconocidas, en botellas cubiertas de tierra, la misma tierra que en su día os acogió, os envolvió…sin luz, sin nombres, sin nada…


Y ahora veis la luz…la luz de la memoria, nuestra memoria, la que quiere poneros nombres, la que quiere que volváis con vuestras gentes…con vuestros seres…

La luz de la verdad, la luz que nunca debió de apagarse de aquella manera tan brutal, cuando muchos se tomaron la libertad de arrancárosla sin avisar, por la espalda…como sólo hacen los cobardes…


Donde estáis…historia nuestra…en donde reposan las botellas…mezcladas con el olvido.


Ahora comenzáis a tener la identidad que os robaron…ahora ya no sois olvido. 
Porque aunque la tierra esté sorda tiene ojos que os miran, oídos que escuchan vuestros gritos de identidad…la tierra os acoge, os abraza…os recuerda…

viernes, 13 de enero de 2012

Mi abuelo es un delincuente.


Por Tania Sánchez Melero

 En El Blog de Tania Sánchez

El 20 de julio de 1936, un día antes de cumplir 27 años, mi abuelo pasó de ser un cerrajero militante de la CNT que se encontraba circunstancialmente en Lugo, a ser un delincuente retenido y juzgado por un delito de adhesión a la rebelión. A ojos del estado y de nuestra democracia, hoy, 75 años más tarde, sigue siendo un delincuente.

Adhesión a la rebelión es el delito que escogieron quienes se rebelaron contra la democracia legalmente constituida para acusar a quienes la defendieron, y ese es el delito que aparece en las dos sentencias que recayeron sobre él, y a las que hemos podido tener acceso tras no pocas vueltas y averiguaciones.

Los hechos, la realidad, distan mucho de ajustarse a esta tipificación. Mi abuelo estaba en Lugo en 1936 por motivos laborales, cuando los militares fascistas se levantaron en armas y las autoridades legítimas llamaron a la ciudadanía a defender la república legal y democráticamente instaurada.

Mi abuelo, Antonio Sánchez Canalejo, natural de Madrid, se unió a sus compañeros de Lugo, Sarria, y Monforte, que defendieron con  armas el hospital provincial de Lugo, del que finalmente fueron desalojados por las tropas fascistas.

Apresados por la guardia civil ingresaron en la prisión de Lugo. Fue juzgado y condenado a reclusión perpetua casi un mes después de su detención.

En enero de 1937 le trasladaron al penal del fuerte de san Cristóbal, en Navarra, donde participó y sobrevivió a la que ha sido considerada la mayor evasión de España, en la que 795 presos republicanos huyen por la puerta de la prisión. De ellos 585 fueron capturados y 207 muertos a tiros en el campo cuando trataban de llegar a Francia por el monte. Fue de nuevo juzgado por esta evasión, y acusado de auxilio a la rebelión. Le condenaron a 17 años, 4 meses y un día.

Recopilar estos datos y otros que de la biografía de mi abuelo ha sido una tarea, lenta, dura y aún inconclusa que inicio su hijo Rodolfo, mi tío, por el mero interés de conocer los detalles de una historia contada a retazos en la familia; una tarea que probablemente nunca llegará a comprender la secretaría del ministerio de justicia que nos traslada en una carta su comprensión por lo difícil de la recopilación de documentación que acompaña a la solicitud de reparación y reconocimiento.

Si el Ministerio de Justicia comprendiera algo, sabría que mi familia no quiere un papel que declara le reparación y reconocimiento personal a mi abuelo. Eso, mi abuelo lo ha tenido siempre, tanto de parte de su familia como de quienes le conocieron.

Pero la reparación  real, la  que depende del estado y no de su familia, no llegará hasta que no se anule la sentencia que aún hoy está en vigor y que declara que mi abuelo es un delincuente por defender la Ley.
Hasta que este país no dé ese paso, y se anulen todas las sentencias en las que se confunde demócratas con rebeldes y víctimas con victimarios, hasta que no se deje de considerar oficialmente como delincuentes a personas como mi abuelo, hasta que no se reconozca el valor político de quienes defendieron la libertad, la Ley y la República, la reparación no estará hecha. Diga lo que diga un papel firmando por el ministro Caamaño.


martes, 3 de enero de 2012

En Argamasilla de Calatrava. tu pueblo y el mio...

1 de Enero de 1940 ¿Que? ¡¡ FELIZ AÑO NUEVO !!

... son las 5 de la madrugada, y una temperatura media de -6º, dos personas caminan calle mayor arriba, es una mujer de mediana estatura y unos 45 años vestida de luto, y acompañada de un hijo de unos 17 años, los dos unidos por una manta para cobijarse del frio... llegan a la altura de la plaza Mayor, y en la puerta del Ayuntamiento, se encuentran con el Sereno Pascual Prieto alias "Miracielos" le dieron los buenos días, y el respondió de igual forma... a continuación les pregunto ¿A donde vais tan de buena mañana? a Almodóvar le contesto el hijo... a lo que el sereno exclamo, claro, claro a Almodóvar... continuaron calle de la Iglesia hacia arriba, y al llegar a la Glorieta de Navarra se encontraron, con los últimos vestigios de la noche, cuatro o cinco no mas, que todavía les duraba la fiesta.

Retoman su camino calle Almodóvar, hasta que se acaba el pueblo y continúan por un camino tortuoso, con la sola compañía de la luz de la Luna... despuntando el día llegan al destino, entre las primeras luces de la mañana se perfila la silueta, de una edificación con aspecto siniestro y excalofriante, "La Fabrica" Cárcel provisional, para detenidos políticos no afectos al régimen.

El joven se dirige al centinela de guardia, y le indica que tienen la intención de visitar a su hermano preso en ese lugar... el centinela avisa a un superior, el cual pregunta ¿Como se llama el preso? el joven ... responde, Juan Rubio Sáez 21 años natural de Argamasilla de Calatrava, el oficial les indica que esperen... la espera se hace interminable, transcurre una eternidad, por lo menos eso les parece a esa madre y ese hijo... al tiempo, o mucho tiempo, apare el oficial con un subordinado, que les hace entrega de "UNA MANTA Y UN BOTE" el oficial les indica que el preso que ivan a visitar ya no se encontraba allí, y que no tiene nada mas que informarles.!!!

La respuesta estaba clara... en aquellos tiempos todos sabían lo que era la entrega de la “MANTA Y EL BOTE”... ese hijo no podía hacerse con el grado de histeria descontrolada he impotente de su madre y a el también le flaquean las fuerzas... dos guardias les indican que abandonen el lugar, de no muy buenas formas.
Retoman el camino devuelta a Argamasilla, si para haya fue malo, la vuelta fue terrorífica, con una manta y un bote, esa era la respuesta, el hijo le exclamo a su madre, "Madre que vamos a decir en casa..." en la casa les esperaban, Cristobalina 15 años, Felix 13 años, Lorenzo 11 años, pero también faltaba, Eusebio 19 años, preso en la Cárcel Provincial de Ciudad Real, que a los 6 meses correría la misma suerte que su hermano Juan... el padre de familia lo avían matado 7 años antes, cuando la Reyerta de Patronos y Jornaleros, como dicen en nuestro pueblo "Qué cuadro de Familia"

Se da la circunstancia que en aquellos primeros años de la Gloriosa España Triunfante, el Gobernador Civil de la Provincia de Ciudad Real era D. José Rosales Tardío, natural de Argamasilla, Cabecilla instigador implicado también en la Reyerta que comentaba anteriormente…
Al joven de 17 años llamado Ramón Rubio Sáez, le dieron una purga de aceite de ricino con un embudo y le afeitaron la cabeza, paseándolo por el pueblo en un carro, en señal de escarnio, y a su madre la vistieron de luto de por vida…

El que suscribe el presente pasaje, es nieto, sobrino he hijo de los protagonistas.
Ahora creo que podéis entender mi interés por la Ley de Memoria Histórica… y que nadie me venga diciendo, que eso es remover, abrir las heridas, alterar la convivencia, etc.
No se pueden abrir las heridas, que nunca se cerraron, eso solo se podrá hacer a través de la ¡¡ JUSTICIA !! y reparación del ¡¡ HONOR !! de aquellos MÁRTIRES como tantos otros... he dicho.

Paco Rubio, Alicante a 31 de Diciembre de 2011.



miércoles, 13 de julio de 2011

PASEO HOMENAJE EN EL 73 ANIVERSARIO DE LOS ASESINATOS DE PASCUALES

PASEO-HOMENAJE EN EL 73 ANIVERSARIO DE LOS ASESINATOS DE PASCUALES
13 DE AGOSTO DE 2009  (NAVAS DE ORO,SEGOVIA)

Tarde del 12 de agosto de 1936. Cinco vecinos de Navas de Oro son secuestrados por una panda de falangistas venidos de Valladolid. Son asesinados en la madrugada del 13 de agosto en Pascuales a veintipocos km. Sus cuerpos quedan abandonados en una loma. Al día siguiente son enterrados por vecinos de la localidad y gente que pasa por el lugar. Eran JOAQUÍN BARTOLOMÉ, alcalde, FELIPE GÓMEZ, concejal, MARCOS VELA, alguacil, y los vecinos EUFEMIO DE LA VILLA y BASILISA ZARRACÍN.
Pero los muertos no son 5 sino 6. Basilisa tenía 28 años y estaba embarazada. Todos dejan a sus familias sin un trozo de su ser. No podían reclamarlos, la guerra empezaba y estaban señalados. Comenzaban más de 70 años de tristeza, rabia, miedo y desolación. Miedo, sí, mucho miedo. Miedo continuo, diario. ¿Por qué nos han quitado a los nuestros tan salvaje y cobardemente?

Las 8 de la tarde del 13 de agosto de 2009. Soy Alberto Vela, concejal del Ayuntamiento de Navas de Oro y bisnieto de Marcos Vela, uno de los asesinados hace hoy 73 años. Hemos preparado un paseo-homenaje a los pegueros asesinados por la barbarie fascista de principios de la guerra. Esos asesinatos para amedrentar, no en el campo de batalla. Lo que tocó de la guerra a Navas de Oro, pues aquí no hubo enfrentamientos armados.

Estoy nervioso, emocionado, expectante. No sé si vendrá mucha o poca gente. Tampoco me importa. Es algo que tengo que hacer y lo sé desde hace mucho tiempo, quizás desde hace 73 años, antes incluso de nacer.

Para mi sorpresa la plaza del Depósito comienza a cubrirse de personas que surgen de distintas calles. Llevo unos mapas pintados a mano con el recorrido del paseo. Comienzo a entregarlos y me invaden mil sensaciones que no puedo describir. Ladis, el alcalde, Antonio, el teniente alcalde y yo decidimos comenzar el acto. Yo sé que es algo grande, enorme, quizás demasiado. No puedo explicar lo que siento, en mis manos llevo papeles pero parezco conducir la silla de mi abuela Avelina que murió hace tres años. No está, pero la siento como cuando me hablaba de su padre: "era un hombre muy inteligente, leía mucho, muy guapo y me llevaba a caballo". Ella acababa de cumplir 16 años cuando se lo arrancaron de cuajo. ¡Malditos cobardes y maldita guerra! Mi abuela no quería buscar sus restos pues el que sería más tarde su marido (y mi abuelo) era uno de los que pasaron por Pascuales después de los cobardes crímenes. Ángel, siendo un joven de 17 años enterró sin saberlo a su futuro y difunto suegro. Mi abuela lo sabía y eso la permitió vivir con un mínimo de paz dentro de la barbarie. Las casualidades que tiene la vida son aún más impactantes en épocas horribles como puede ser una guerra fraticida.

Con estas divagaciones me subo de pie a un banco y leo el manifiesto por el que, como Equipo de Gobierno, nos adherimos a los fines de la “LEY DE MEMORIA HISTÓRICA”. La gente está callada, observa. El acto ya ha comenzado y nadie lo va a parar, nada, nadie, ninguna persona, ningún trueno ni la ignorancia ni la sinrazón.
Antonio dice unas palabras también y nos ponemos en marcha.

Giramos a la izquierda por las Escuelas y hacemos la primera parada. En la placa pone EUFEMIO DE LA VILLA. Eufemio era uno de “los cinco de Pascuales”. Era panadero, tenía 40 años y estaba casado. Su ideología política era de izquierdas, lo cual era suficiente para los verdugos, incluso menos. Digo lo que pasó hace 73 años y pregunto si hay familiares. De pronto su hija habla rompiendo a llorar y dándonos las gracias por este pequeño reconocimiento. ¿Pequeño? De repente me doy cuenta estremecido de que lo que estamos haciendo es algo enorme, humanamente tan grande como cualquier acto de generosidad mínimo, pero enorme.

Avanzamos unos pocos metros y llegamos a la calle dedicada a BASILISA ZARRACÍN. Noto que se ha unido más gente. Recuerdo de nuevo la barbarie de Pascuales y que Basilisa llevaba un hijo dentro con sus 28 años. A partir de este momento decidimos hablar de “los 6 de Pascuales”. Victorina, su nieta también habla del dolor heredado, la tristeza de un ser querido arrancado y la emoción puede con los demás nietos y bisnietos. Me doy cuenta que todos somos uno. El dolor es compartido y por eso parece que pesa menos. Somos un barco de dolor y duelo que desencalla y arranca para librarse de sus fantasmas. Es algo realmente asombroso. Al ponernos en marcha noto cierta liberación. Es un momento tremendo, tan triste pero necesario, tan pequeño y tan grande, tan sencillo y tan enormemente humano.

A pocos metros a la derecha encontramos la placa de JULIO GONZÁLEZ. Se entremezclan los rostros de dolor con alguna lágrima y alguna que otra sonrisa. Llegado este punto la cosa va rodada. Una de las cosas para las que yo nací era hacer este homenaje. Ya no tengo ninguna duda. La gente me mira esperando saber de Julio. 41 años, de Navas de Oro, maestro en Villacastín. Estaba de veraneo en su pueblo y los falangistas se lo llevaron a Villacastín para fusilarlo. Su cuerpo quedó varios días sin enterrar por el miedo de la gente. No hay ningún familiar. La historia es tan dolorosa que todos los rostros reflejan estupefacción. Imaginamos el horror. Aplaudimos a Julio y seguimos caminando por calles que no lo son aún. Estamos en el pinar y caminamos sobre arena. Cada vez somos más y más empáticos. Sentimos el dolor de los demás como nuestro. Somos una procesión no religiosa, una procesión de humanos demócratas, hartos de olvidar, hartos de sufrir en silencio las hemorroides del fascismo, la intolerancia y la sinrazón. No estamos alegres pero tampoco tristes. Imposible describir las sensaciones.

Más adelante llegamos a la placa de JESÚS-VITO HERNÁNDEZ. Asesinado con 27 años, natural de Navas de Oro, vivía y trabajaba en Segovia como abogado. Escribía poemas. Pertenecía a la JSU. No hay más que decir, lo fusilaron. Tito es familia y habla con lágrimas en los ojos. Sólo se me ocurre resaltar la juventud e inteligencia de Jesús lamentando no tener ninguno de sus poemas. Propongo que en el siguiente homenaje leamos algo de Jesús. Aplaudimos como a los demás y seguimos caminando a buscar a

MANUEL MARTÍN, un chaval de 14 años, comento.
Pero Manuel no tenía 14 años, Afro calcula que unos doce. El gran trabajo de Santiago Vega tiene estos pequeños errores porque las cosas se han hecho tarde y la gente se ha ido muriendo sin hablar. No sabemos cuando lo mataron los falangistas que fueron en busca de Agripino, su padre. Manuel saltó por la valla y lo dispararon. Se llevaron el cuerpo y nunca lo pudieron enterrar. ¡Mal rayo los parta! En este punto el sol nos da en la cara y se refleja una mezcla de dolor, melancolía, alivio y más curiosidad. Nos quedan más pegueros olvidados oficialmente. Y seguimos caminando.

El tramo que nos separa de ÁNGEL RUBIO es mayor. El sol nos da en la cara y bajamos la cuesta cruzando la Avenida que lleva a Escarpías. Ángel murió en el Fuerte de San Cristóbal el 23 de mayo del 38. El libro de Santiago dice que en la fuga pero Maxi y Adelaida no lo creen. Lo mataron en el patio. ¿Se inventarían la fuga para matar? Ya nada nos parece imposible. Habla Marisol emocionada. Más lágrimas. Más agradecimientos. Todos nos damos cuenta de lo necesario de este pequeño y a la vez enorme duelo. El barco de duelo y recuerdo sigue navegando para adentrarse en el mar de pinos que rodea el pueblo.

A pocos metros nos espera la calle dedicada a FELIPE GÓMEZ. Concejal de entonces, asesinado con 43 años, casado. Nuestras mentes vuelan 73 años hacia Pascuales. Imaginamos la barbarie. ¿Cómo pudo pasar algo así? Aplaudimos a un representante municipal elegido democráticamente hace 73 años. Entre medias 40 años de oscuridad. Han tenido que pasar más de 30 años de democracia para hacer un recuerdo oficial a Felipe, nuestro compañero en el Ayuntamiento. Seguimos caminando entre pinos, estamos en Navas de Oro recordando a pegueros, no hay paisaje más adecuado.

Y ahí está. MARCOS VELA. La placa que da nombre a la calle recuerda a mi bisabuelo Marcos, alguacil, 46 años, carnicero. Dejó tres hijos, mi abuela Avelina, mi tío Antonio y mi tío Teófilo. Una viuda, Micaela. Antes de decirlo recuerdo que HILARIO SANTA CRUZ REVUELTA, natural de Sotillo del Rincón (Soria) fue asesinado el 7 de mayo del 37. Era el teniente alcalde de Navas de Oro, donde residía. Quizás hablo de Hilario porque recuerdo a mi abuela e intento recordar a mi bisabuelo Marcos y noto que algo me sube a la garganta.
Dedico la placa a ambos y lamento la ausencia de mi abuela Avelina, la que me transmitió su dolor y sus recuerdos tantos años. Murió hace tan sólo tres años y aunque la llevo conmigo me hubiera gustado haber hecho el homenaje con ella. No me salen las palabras y no puedo decir todo lo que quería decir como que mi abuelo Ángel enterró a Marcos, su futuro suegro. La emoción me puede en este momento pero la gente aplaude y el dolor no pesa, no es dolor, tiene tanto de alivio como de dolor. Además veo a mis hermanos y a mis primos.Ya está abuela. Tu padre existió y existe oficialmente. Como te prometí lo estamos homenajeando. Se me saltan las lágrimas pero hay que seguir. Nos falta Joaquín.

JOAQUÍN BARTOLOMÉ era el alcalde de Navas de Oro en el 36, labrador, 41 años y de Unión Republicana. La avenida que le dedicamos es amplia y somos casi 100 personas. Su hijo Afro habla del dolor enquistado estos 73 años. Del miedo constante por estar señalados. Del estar constantemente alerta. Cuenta las amenazas de los falangistas hacia su madre. Un horror que se expande por toda la avenida y explota en el horizonte porque por fin sale en compañía. Somos muchos compartiéndolo.

Noto a la gente meditabunda, agradecida, melancólica y aliviada a la vez. Se me saltan más lágrimas al aplaudir a Joaquín pero me explota un volcán de justicia en la boca y cargo contra aquellos que dicen que estas son cosas que no le interesan a nadie (Mariano Rajoy y compañía). Casi cien personas no somos nadie. Cargo contra aquellos que dicen que el miedo de la guerra ya no está justificado (Victoria Prego, Ángel Expósito). Afro reconoce que ha tenido miedo. Mi abuela Avelina lo tenía tanto que no quiso que Santi Vega pusiera su nombre en el libro. Reconocemos que habrá gente en España que no comprende lo que estamos haciendo, por eso lo temen y lo descalifican. Pero estamos haciendo lo que debemos. Ya no tenemos dudas. Tampoco nos importa lo que digan, estamos hartos.
Noto un gran alivio, la gente comienza a dispersarse pero Graciela, aunque no es de Navas de Oro cuenta la historia de su abuelo encarcelado y su madre llevándole comida hasta que lo mataron. Su madre y su tía fueron señaladas como rojas y se marcharon a Madrid para evitar ser violadas, rapadas, humilladas... Reniega de la religión y de misa por sus propias experiencias. Llora, gime, también lleva su carga de dolor desde un pueblo de Toledo.

Terminamos en un aplauso a todos los navegantes de este barco que parece tener nuevas velas, menos telarañas y más brío. El desahogo es pequeño pero es un comienzo y hemos logrado cierto alivio. Sabemos que se necesita mucho más pero todo se andará. Y seguimos andando, charlando sobre este viaje, estos fantasmas, esta procesión de democracia y reconocimiento.
Yo me siento pleno, sé que la gente está satisfecha. Yo estoy aún más satisfecho pues pensaba que íbamos a ser muchos menos. Estoy agradecido, tremendamente agradecido por lo que hemos compartido, sólo tengo ganas de decir gracias, gracias, gracias. Jamás olvidaré este día. Nos desperdigamos. Tomamos unas cañas y el pueblo, no sé por qué, me parece distinto. Hay otra luz, tiene otros colores. O la carga que nos hemos quitado es tan grande que veo mi pueblo más vivo.

Sí, mi pueblo está más vivo. Navas de oro está más vivo porque Joaquín, Basilisa, Marcos, Felipe, Eufemio, Julio, Jesús, Ángel y Manuel han salido de su olvido oficial y vienen con nosotros dándonos fuerza para seguir, para vivir lo que ellos no pudieron, para vivir por ellos las vidas que les arrancaron. No podemos defraudarles y no lo haremos.

SOMOS PEGUEROS, SOMOS SUS HIJOS, NIETOS, BISNIETOS, SOBRINOS. SOMOS ELLOS MISMOS.
Y NO TENEMOS MIEDO.

En memoria de:

- mi bisabuelo MARCOS VELA SANTOS y mi abuela AVELINA VELA.
- JOAQUÍN BARTOLOMÉ GALLEGO
- BASILISA ZARRACÍN GARCÍA
- FELIPE GÓMEZ MAYO
- EUFEMIO DE LA VILLA RUBIO
- JULIO GONZÁLEZ GIL
- JESÚS-VITO HERNÁNDEZ GIL
- MANUEL MARTÍN VELÁZQUEZ
- ÁNGEL RUBIO ÁLVAREZ
- HILARIO SANTA CRUZ REVUELTA.
                                                                   
                                                   ALBERTO LÓPEZ VELA.
Concejal del Ayuntamiento de Navas de Oro y bisnieto de Marcos Vela, uno de los asesinados hace hoy 73 años


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lunes, 4 de julio de 2011

GRACIAS (Homenaje en San Cristóbal)

GRACIAS

Todo el tiempo que estuve en el monte Ezkaba, en el homenaje a los fugados del Fuerte San Cristóbal pensaba, donde estoy yo ahora estuvo mi abuelo, me preguntaba, mirando hacia un lago y otro, hacía dónde corrió en la huida, dónde lo encontraron, cerca, lejos de donde yo estoy ahora , quiénes iban con él …..
Intentas imaginar cómo sucedió y quieres sabes más y más. Los mataron como conejos como dice Lucía Socam en su canción, eso sí lo sabemos a ciencia cierta. 
Por eso me parece una idea fantástica la de Koldo, exhumar a o todos los que mataron por el monte  y juntarlos en el cementerio del Fuerte, todas las familias sabremos que están justo ahí.  

Me siento muy orgullosa de mi abuelo, FRANCISO RIVERA BOUZA,  fue un hombre bueno, que luchó por la república y la libertad, y que hoy, 73 años después siguen siendo valores por lo que luchar. Ha sido la primera vez que mi familia y yo acudimos al homenaje, y es difícil explicar la emoción que sentimos, fue un acto  lleno de cariño y cargado de sentimientos, sentimientos del corazón que salían  directamente por la boca, todo lo que allí se dijo   hizo brotar nuestras lágrimas, las de mi madre, su hija, que tiene 82 años, y que lo vio por última vez cuando tenía 9,  mi tía que no tiene recuerdos de él porque era muy pequeña, y las de sus nietos y biznietos, que ahora lo conocemos un poco más.

Quiero animar a todos los que tengan muertos en cunetas, en fosas, que los busquen, que intenten conocer su historia, porque en definitiva también es la nuestra. Reconforta saber, reconforta encontrar. Quisiera agradecer a la sociedad Tximparta,  que han hecho posible que no se olvide lo que sucedió, que de alguna manera recuperemos a nuestros padres, abuelos bisabuelos, gracias también por organizar todo tan bien, por la comida, todos juntos, por todo…..GRACIAS.

Gloria Rodríguez Rivera.